Investigaciones y experiencias de pintores a lo largo de los siglos nos permiten disponer de diversos conjuntos de colores que armonizan especialmente entre sí. La mejor manera de explorar estos grupos de colores es utilizar la rueda o círculo de color.
Los colores armónicos son aquellos que funcionan bien juntos, es decir, que producen un esquema de color atractivo a la vista. El círculo cromático es una valiosa herramienta para determinar armonías de color.
Una rueda de color, o círculo cromático, ordena de forma secuencial la progresión de los colores que forman el espectro de la luz, desde el rojo hasta el violeta.
Ayuda a visualizar las posiciones y combinaciones del color tanto en términos de armonía, como de contraste. También es un instrumento útil para explorar las temperaturas del color.
Los colores armónicos son aquellos que funcionan bien juntos, es decir, que producen un esquema de color atractivo a la vista. El círculo cromático es una valiosa herramienta para determinar armonías de color.
Una rueda de color, o círculo cromático, ordena de forma secuencial la progresión de los colores que forman el espectro de la luz, desde el rojo hasta el violeta.
Ayuda a visualizar las posiciones y combinaciones del color tanto en términos de armonía, como de contraste. También es un instrumento útil para explorar las temperaturas del color.

El ojo humano distingue unos 10.000 colores.
El círculo cromático se divide en tres grupos de colores con los que se pueden obtener la totalidad de colores.
Colores primarios: son el amarillo, rojo y azul. Mezclando pigmentos de éstos colores se obtienen todos los demás colores.

Colores secundarios: son el verde, violeta y naranja y se obtienen de la mezcla en una misma proporción de los colores primarios.

Colores terciarios: son el rojo violáceo, rojo anaranjado, amarillo anaranjado, amarillo verdoso, azul verdoso y azul violáceo. Surgen de la combinación en una misma proporción de un color primario y otro secundario.
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